Si bien en otros países es muy común tener librerías grandes donde puedes pasar horas y horas mirando libros y decidiendo cuál te vas a comprar, en España no tenemos mucha tradición de grandes cadenas de librerías. Tal vez las honrosas excepciones sean La Casa del Libro y el FNAC. Este último no es que esté especializado en libros, pero tiene una interesante sección que merece la pena visitar. También me gustan las librerías internacionales como Pasajes (internacional, con libros en varios idiomas, sita en la calle Génova, 3) o Aurin (alemana, en la calle Príncipe de Vergara, 207).
A parte de eso, no hay grandes cadenas. Existe la librería típica de barrio y cadenas pequeñas. En otros países no es así. Por ejemplo, en Alemania tienen cadenas muy importantes de librerías (Thalia), incluso que traspasan sus fronteras o que tienen sedes en ciudades muy pequeñas. En Suiza por supuesto (Orell Füssli). En Inglaterra hay muchas cadenas grandes y muy buenas. En Italia también. Se podría pensar que es porque somos mediterráneos, pero no.
En cualquier país, menos en España. ¿Por qué es esto? ¿No hay tradición de lectura como en otros países?
La razón última la desconozco. Sin embargo, no puedo evitar sentir envidia al entrar en una librería de 2 plantas, localizada en una población de 130.000 habitantes como Gotinga (Göttingen en alemán). Es una envidia sana, que seguramente mantendré durante toda mi vida. Máxime cuando parece que la venta de libros por internet tanto en papel como electrónicos, es una tendencia al alza.
A lo mejor dentro de unos años sentiré añoranza de ir hojear los libros y abrirlos en mis manos antes de comprarlos. ¿Seguirán existiendo librerías dentro de 10 años? A veces la tecnología nos hace avanzar, pero a lugares menos románticos en los no disfrutamos igual de las pequeñas cosas que nos hacen felices.
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