Cierto profesor mío (o tal vez sería más justo decir en este momento ex-profesor, salvo que vuelva como Michael Jordan) solía decir que la letra impresa no es garantía de calidad. Desde luego, si nos fijamos en la "letra publicada en internet" este principio se eleva a su máxima significación. Nunca fue más cierto. Y aunque es justo que cada cual tenga su opinión sobre cualquier tema deberíamos abstenernos de opinar de todo a todas horas, ya que tampoco es bueno introducir más ruido (en jerga de comunicaciones) del necesario, porque eso tal vez nos impediría ver el fondo del asunto.
Esto viene al hilo de una reflexión que me estaba planteando: ¿es bueno que la blogosfera crezca de manera tan incontrolada? Y lo dice alguien que vierte sus inexpertas opiniones en un blog. Pues depende. Yo creo que si lo que buscamos es depurar nuestras opiniones escuchando las de los demás, estaría bien lo de la blogosfera. Pero si lo que se pretende es causar tensiones contínuas en sentidos opuestos, buscando contínuamente la polémica en vez de el consenso, esta diversidad de opiniones que nos permite la web es en cierto sentido dañina, porque no nos va a llevar a ningún buen puerto.
Lo que hay que plantearse pues es: ¿existe la verdad absoluta? ¿Una ley natural que rija todas los fenómenos que observamos? (obsérvese que esto no tiene nada que ver con religión, sino con ciencia).
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