jueves, 7 de abril de 2011

Incendies

Esta vez voy a hablarte querido lector (cambiando de estilo habitual de este blog por uno más personal) de una obra de teatro que vi hace tiempo. El autor es un canadiense de origen libanés llamado Wajdi Mouawad que ha escrito algunas otras obras muy reivindicativas. Ya no está en cartel en España, por lo que no podrás ir a verla. Sin embargo, el año pasado hicieron una película (una producción canadiense-francesa) basada en ella, que refleja muy bien su espíritu.

En cuanto al tema de la obra y de la película, es una historia sobre personajes ambientada en dos escenarios. Por una parte, en una ciudad cualquiera del mundo desarrollado (en la película es una fea ciudad de Canadá) y por otra en un país cualquiera en guerra (en la película, está ambientada en la guerra civil libanesa), normalmente más pobre y subdesarrollado (o en vías de desarrollo como dice el eufemismo). La madre de dos gemelos llega al final de sus días y deja en testamento a sus dos hijos una misión. A la hija le encomienda que encuentre al padre que les abandonó de pequeños. Al hijo le encarga que busque al hermano del que nada sabían hasta ese momento.

Tanto la obra como la película son duras. Pero nos recuerdan que las guerras no tienen nada de bueno, se mire por donde se mire. Ninguna guerra. Ya no hay guerras justas. Es dudoso incluso que tengamos la autoridad moral para meternos en países extranjeros, causando daños colaterales que no podemos ponderar. Y desde luego, muchos países no se merecen los gobiernos que tienen, tanto países desarrollados como nos que no lo están tanto.

Si puedes, ve la película, te hará reflexionar. Actuar sólo podemos actuar ejerciendo nuestro derecho democrático al voto, y eso es cosa ya de cada uno.

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