miércoles, 5 de octubre de 2011

Lugares para recordar

Sitios a los que íbamos y que por una razón u otra han cerrado. Momento do you remember, snif snif. Algunos han formado parte de nuestro pasado pero ya no volverán. Sobre todo están situados por la zona de Malasaña, Dos de Mayo y alrededores.


Restaurantes
  • La Carbonera de Carranza, donde además de cenas deliciosas teníamos siempre una amiga con una sonrisa para recibirnos. Nunca le preguntamos su nombre.
  • El Titular, La Habanera. Eran dueños diferentes, pero el sitio en donde se ubicaron ambos fue el mismo. Actualmente está en alquiler, no han puesto nada nuevo ahí. Cuando era El Titular era unos de los sitios donde cenábamos antes de ir al cine. Las raciones eran excesivas a lo mejor, con una guarnición generosa. El dueño era un periodista famoso. Nos ofreció un café irlandés, que era por lo visto su especialidad... pero nos quedamos con las ganas. La Habanera nos gustó menos, quizás la comida cubana no sea de nuestras favoritas.
  • Entre vinos y tapas. Mesas y taburetes de madera. Pinchos y raciones muy ricas. Tenían también unas sartenes deliciosas. Creo que es una cadena y no han cerrado todos. Pero el de Fuencarral sí.
  • Pa' Güevos... ¡Los Míos! Un restaurante diferente. Si los pedías (que no los pedímos nunca) te hacían huevos de avestruz. Las cantidades de los platos eran muy generosas y en general el servicio agradable.
  • El Wok de Génova. Con sus particularidades, ya que los platos no los hacían igual que en otros Woks. Pero siempre tenía un ambiente agradable. En la última etapa no veíamos mucha gente cenando allí.
  • Egö, Anima e Cuore. Sólo fuimos una vez, y la verdad es que no nos gustó demasiado. El espectáculo era un poco vulgar y la cena no acabó de convencernos.

Baretos

  • Moulin Rose, una pequeña discoteca en la calle Hernán Cortés. Tenía una cristalera en forma de corazón, por dentro el decorado era en rojo. Pegado a la cristalera en el interior había una cama para tumbarse. Al fondo de un pasillo estrecho, un escenario donde siempre había música para bailar (y algún que otro bailoteo nos pegamos allí). Tenían unos San Franciscos que eran de nuestros favoritos. No hemos encontrado otro sitio donde los hicieran igual y eso que los hacían siempre diferentes, dependiendo del estado de ánimo del dueño. Además éste nos atendía siempre genial. Snif snif.



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